Cuando nos exponemos al sol debemos protegernos y disfrutar de un bronceado más saludable.
Ahora empieza la temporada más calurosa. Es importante disfrutar del verano y no descuidar la protección nuestra piel. Debemos de cuidarnos antes, durante y después de tomar el sol.
Las quemaduras en nuestra piel son efecto de la radiación ultravioleta. El sol puede provocar también el foto envejecimiento de la piel, debido sobre todo a los rayos UVA. Es importante saber que la mezcla de la luz solar con el mar, el cloro y la sal nos resecan la piel. Pero no sólo debemos estar protegidos en la playa, la piscina o la montaña, en la ciudad el sol también nos perjudica, por lo que es imprescindible el uso de cremas solares.
La protección adecuada varía en función de nuestro tipo de piel. Se recomienda un factor de protección (FPS) a partir de 30 y para las pieles claras y más delicadas mínimo 50. Por otra parte, los aceites solares ayudan a hidratar la piel neutralizando los efectos del cloro de la piscina y del agua del mar.
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Las radiaciones ultravioleta son las principales causantes del envejecimiento cutáneo. También son responsables de la aparición de cambios en el aspecto de la piel que se asocian a la edad, como manchas o problemas inmunológicos.
El foto envejecimiento depende del tipo de piel y el tiempo de exposición. Una sobre exposición al sol provoca un aumento de los radicales libres y una ruptura del colágeno de la piel, incrementando las arrugas. La luz solar también ataca y disminuye la producción de elastina, disminuyendo la elasticidad de la dermis.
Después de haber disfrutado de un día de sol, playa o piscina, es imprescindible que repararemos nuestra piel con una loción acondicionadora bajo la ducha, una crema refrescante para después del baño o el clásico after sun. Así mantendremos nuestra piel hidratada.
En verano broncéate, protégete y cuídate.