El 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer, declarado por la Organización Mundial de la Salud. Se trata del día más importante del año para todas las Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer.
En él se da a conocer la enfermedad y se difunde información. Se solicita el apoyo y la solidaridad de la población en general, así como de instituciones y organismos públicos y privados.
Diversos factores influyen en la aparición de esta enfermedad. A pesar de que hay diferentes líneas de investigación, todavía no hay fórmulas eficaces para tratarla. El ejercicio y la actividad física, pueden ayudar a prevenir la aparición de este y otros tipos de deterioro cognitivo.
La enfermedad de Alzheimer tiene mayor incidencia en personas de edad avanzada, pero también puede afectar a personas más jóvenes. El primer caso documentado por el médico Alois Alzheimer (que dio nombre a la enfermedad), fue en una paciente de unos 50 años de edad.
Aunque se ha avanzado bastante en el conocimiento de la enfermedad, la persona que la sufre tiene pérdida de memoria y otras complicaciones asociadas (desde problemas de movilidad, hasta agresividad, depresión…).
El enfermo de Alzheimer ha de ser el centro de atención, el eje en torno al cual han de girar absolutamente todos los esfuerzos e inspirar todos los pasos que hayan de darse para mejorar no solo su calidad de vida, sino también la de quienes les atienden y cuidan cada día.
Por lo tanto, es prioritario conocer y analizar en profundidad cuáles son las principales necesidades de la persona afectada. Debemos saber lo que le hace falta y las dificultades que ha de afrontar para satisfacer sus carencias. Sólo de esta manera se podrá definir un marco de apoyo adecuado, efectivo y eficaz.